martes, julio 09, 2013

BERLIN. EN EL CAMINO II

El tren de Sants al aeropuerto huele a mala hostia. Parece mentira que eso ocurra en verano, ¿verdad? La mayoría de la gente va hacia el descanso, la aventura, las vacaciones, el descubrir. Debería inspirar por lo menos sonrisas dibujadas y una sensación de lugar en el que se va soltando el aire de los pulmones y con él el peso acumulado a lo largo del año. Pues no. Aquí hay una carga de irascibilidad y mal rollo que te cagas.
El niño tocapelotas haciendo uso de derecho a tocar las pelotas como buen chaval, recibe los gritos de la histérica de su madre y esta las miradas de cállate estúpida del marido. La pareja de aquí al lado se hablan en monosílabos como dardos y se van a Tailandia/Mallorca junticos porque si no con quien coño. La señora que tengo justo enfrente pone mala cara porque mi maleta le roza la rodilla y me mira como si ella fuera la manager de un guardamuebles y yo un idiota. ¿Dónde quiere que la ponga, hija de la gran puta? El tren va hasta arriba. Además se ha recién recortado el flequillo en línea recta para perfilar aún más la cara de asquerosa que tiene.

No todo el mundo es así y hay también alegría aquí dentro y se nota pero me encanta lo de generalizar. Además de que el buen rollo va por barrios y yo no me estoy yendo de vacaciones ni estoy aquí por gusto.

Llego a Berlin y seguimos desmontando arquetipos. ¿Alemania igual a eficiencia? El aeropuerto es un colapso de la hostia y probablemente en eso los equivocados somos los españoles que creemos que tienen que tienen que ser futuristas e inmensos, a la par que inútiles. Aquí aprovechan el mínimo espacio para montar un pasillo de mamparas. Pero lo que no es normal es que las maletas tarden en aparecer media hora de reloj… y que después de otra media hora seamos, no uno, sino cuatro los gilipollas a los que nos han perdido el equipaje. Es Barcelona-Berlin, no Barcelona-Chicago- Singapur-Berlin. Y es Lufthansa y no Trinidad y Tobago Airlines. Entre encontrar la oficina, rellenar papeleo, recoger el kit de supervivencia que te da Lufthansa en estos casos, enterarme de como cruzar Berlin hasta mi destino y encontrar el bus que me saca de la terminal han pasado dos horas y media. No es broma. Se que soy un poco exagerado en general pero esto no es broma. Es Alemania.

Ahora me relajo y disfruto de un viaje atravesando Berlin de norte a sur. Después de varios trenes por abajo y por arriba llego al que será mi centro de vida durante la próxima semana. Un bosque en apariencia. Un complejo empresarial/universitario/industrial/científico la mar de idílico y ultra tecnológico. Edificios megamodernos entre árboles, gente en bici, uniformidad… y la sensación de sociedad de clones. El centro de Berlin es decadente, humano y con ese toque de imperfección tan maravilloso. O así lo recuerdo yo. Este sitio no. Es lo contrario. Otro paso mas para que la ciencia la hagan otros.

lunes, julio 08, 2013

BERLIN. EN EL CAMINO

Sensaciones. Este verano es como la feria que llega al pueblo cada año con el típico puesto de tiro al pato con escopeta. Cada día pruebas, fallas, te fastidia, pierdes y te vas. Al día siguiente vuelves y fallas de nuevo, te desesperas previo paso a la obsesión, quedan menos días y menos balas. Otro vez más y más de lo mismo, angustia, el señor y su puestito se irán y con el tu fracaso. En casa, de noche, alejado de la feria, esperando la oportunidad del día siguiente, coges un poco de fuerza y optimismo pero basado en la desesperación de saberse inútil, mal tirador, y cuando vuelves y lo intentas hasta el patito parece ya más pequeño y escurridizo, no como las primeras veces que parecía decir, estoy aquí, dame y llévate el premio.
Aeropuertos, sitios extraños, distancia, evaluarse, volver de nuevo y otra vez cagarla.
Se acabara el verano, los feriantes cerraran la temporada, para siempre, y los aeropuertos serán otra vez fríos y grandes.   

miércoles, junio 26, 2013

Apuntes de la Isla de Jeju

En Corea, o en esta parte por lo menos, todo o esta crudo o pica que te cagas. Comes con un litro y medio de agua del grifo añadido a la pinta de cerveza de turno. Como en los pantanos de este sitio hayan meado los monos de las montañas, dentro de unas horas estaré cagando fuego griego. Pero en el momento en que te llevas a la boca esos trocitos de verdura y pescadito bien empapados en chili del infierno, te arde tanto la boca que te beberías un puré de vísceras de abuela si no hubiera nada mas a mano. 
Me pregunto cómo será la comida de los hospitales.
La calle del hotel del vicio en el que me han metido, el paseo marítimo de la ciudad, es una fila de restaurantes con viveros de marisco y peces, toda la fachada. Todos iguales con un montón de luces y neones en plan Las Vegas del pescado. Son como 500 metros uno detrás de otro hasta un gran cruce de calles… donde hay un MacDonalds.  Ayer, segundo día, con el estómago ya del revés por el picantito, y negándome a un Big Mac, entre en uno de estos típicos sitios intentando pedir verdura insípida o una ensalada. Error. Lo que pensé que lo era acabo por ser… picantisimo.  
Pero fue curioso. En la mesa de delante un viejete con sombrero, deborándose y sorbiendo un bol de algo supercaliente, no paraba de mirarme. No sabía si era curiosidad u hostilidad o qué coño. No abundan los occidentales en Jeju. Estaba a empezando a sentirme intimidado porque además el humo de la comida le daba un toque espectral al tipo, todo serio y con la mirada clavada en mí, que parecía sacado de un mal sueño, cuando coge y le pega una voz a la camarera para que viniera a atenderme. El viejo estaba siendo cortes a costa de ser un auténtico cabrón con la muchacha. 
Después de pedir la supuesta ensalada le he agradecido con un gesto de cabeza y me ha sonreído por un segundo. Luego se ha puesto serio otra vez y ha seguido comiendo. Al rato he buscado con la mirada para pedir la cuenta. Pues vozarrón del viejo y la tía en un medio segundo a mi lado toda amable.
No se si sería el dueño o un cliente. Cuando me he marchado me ha vuelto a sonreir y me ha saludado con la mano como quien saluda a un niño.



La endogamia científica me pega tres patadas. ¿Y de que va tu charla?, pregunta un tipo de estos. De dispositivos optoelectrónicos asociados a los bio….bla bla bla, contesta otro. Ah, que interesante.
Y una polla como una olla.
¿Y cuál es su campo? La vertebración de su madre a cuatro patas. No me diga, pues tengo entendido que la microscopia de emisión fotoeléctrica ha hecho grandes avances en ese terreno. Ni que lo diga, querido amigo, en mi laboratorio hacemos imágenes 3D in situ.

De ese palo va este negocio. Doctores, eminencias y gilipollas de toda índole, color, descendencia y procedencia, haciéndose como que se comen el morro, compitiendo por quien la tiene más grande, que es en general a lo que se dedica el virus humano, desde estibadores a pensadores pasando por putas (que nos engloba a todos), médicos, curas y pescadores de bajura. El estigma que marca la jerarquía de lo que es un tipo brillante en algo, cuando es un anormal en otras muchas cosas como lo somos todos, se hace notar mucho en la historia esta del conocimiento. Cuanto más se supone que sube en un sujeto en esa supuesta escala más me da la sensación de que se demuestran miedos, carencias y prejuicios. Que no quiero generalizar como dice mi colega del Mossad pero… generalicemos, hombre, generalicemos, que es un juego muy entretenido 

Isla de Jeju




El jet lag tiene, como todo, sus pros y sus contras. Al llegar a este pedazo de Corea en mitad del mar, para mi cuerpo eran las tres o cuatro de la tarde después de un día de viaje y aquí era ya de noche. Mi sistema nervioso, cuando me he ido a dormir, ha interpretado que me estaba echando una siesta. Ahora son las cinco de la mañana, llevo rato en pie pero, hiperactivo, y ya he hecho unas cuantas cosillas.

A las ocho tengo que estar en una conferencia científica que en realidad me importa tres cojones, si no fuera por la experiencia de venir a ver como vive otra subcultura del virus humano y para hacer currículum, que no viene mal. Lo de ver paisajes nuevos pues esta bien también, digamos.

A las cuatro he abierto el ojo con la certeza de que no me volvería a dormir. He bajado a la entrada del hotel a echarme un cigarro. Iba a volver a subir a mi habitación pero el hotel/casino/casadeputasyturistas donde me han metido esta justo frente al mar y me he decidido  por cruzar la calle o paseo marítimo y caminar junto al rompeolas un ratito. Los primeros pescadores estaban tomando posiciones entre las rocas y me han saludado con pequeños movimientos de cabeza y sonrisas corteses. Creo que se preguntaban qué coño hacia un rostro pálido a las cuatro y cuarto de la mañana caminando sin estar borracho.

De hecho, no se qué mar es. ¿El mar amarillo quizá? Las fronteras entre los mares no están bien definidas. Si miras un mapa, en la zona azul del agua, los nombres de los mares casi se superponen. Si realmente tuviera la más mínima importancia estaría bien claro donde empieza un mar y donde otro, y nos mataríamos para que se llamara así o asa o que si esta ola es tuya o mía. Como la puta tierra firme, pero como hemos nacido con pulmones y no con branquias pues suerte que tienen los mares. O quizá no tanta. Hay muchos puntos de vista y alguno de Greenpeace me daría ahora una buena chapa con razón.

Ya de vuelta a la manzana del hotel me he parado en la tiendo 24 horas de la esquina.  Quería un café y me he acabado comprando una bebida de fresa, una botella de agua y un litro de zumo de melocotón.  Lo del café lo he intentado pero, ¿cómo lo explicaría? Pensamos que el mundo entero habla inglés menos nosotros, catetos descendientes de Sancho Panza y Alfredo Landa. Pues una polla. Al chaval de la tienda le he intentado explicar lo que es un café con leche, un latte, un capuccino, la leche de vaca con todos los gestos y la mímica. Creo que al final se ha hecho un poco el tonto. No parecía muy listo de fábrica o quizá tenía mucho sueño, pero seguro que se ha hecho el imbécil un poco más de sus registros habituales. Le he preguntado cómo era thank you en coreano. Me ha contestado. Lo he repetido. Se me ha olvidado. Me he marchado.
A la vuelta al hotel me he subido a la habitación para ver nacer el sol en el horizonte. Me he orientado mal y mi habitación mira al norte con lo cual lo que estoy viendo ahora mismo es bonito pero no es un amanecer propiamente dicho, de esos para echarse a llorar. Así que aquí estoy pensando en bajar a echar otro cigarro o sacar medio cuerpo fuera por la ventana para que no salte la alarma antihumos. Creo que bajare en un minito.

He hecho mi primer amigo aquí y no me refiero al tonto del culo de la tienda de la esquina. Es un judío ex ortodoxo. Me ha hablado en hebreo en el aeropuerto y cuando le he dicho que ni puta, ya en inglés me ha preguntado que si iba a la conferencia científica. Le he dicho que si y me ha comentado que vienen bastantes israelíes y que tengo cara. ¿Que tengo cara de judío? Bueno, como te diria, la napia, amigo.
Dice que no es de los ultra con barbas  y sombreros negros, que solo de chaval, que le educaron, la sinagoga, ya sabes, pero que después uno se pregunta cosas que no quiere como dogma, que la religión es una mierda. Eso si, cuando le preguntas por los árabes, jeje, ¡acabaramos! Que si educados para el odio, que si tal, que no es por generalizar, que si en esa tierra no había nada antes. Pero no le voy a quitar la caspa del hombro al colega porque yo la tengo por toneladas en eso de la basura educacional y es muy fácil señalar con el dedo la mierda del perro del de al lado mientras el nuestro se caga en mitad de la acera. Total que he conocido a un buen tipo, hemos ido a cenar, nos hemos reído, nos hemos dicho que super-requete-hiper encantados de conocernos. Que si saldremos aquí y alla, que te debo una birra. Vamos, la mierda de siempre. Por cierto que si todo el mundo me pagara las cervezas que me deben no cumplía 36.

A todo esto la isla de Jeju es una de las siete maravillas naturales del mundo o eso me han dicho.

Seguiremos

sábado, julio 28, 2012

Quiero ser olímpico


El fuego de Olimpia alumbra desde anoche el cielo de Londres.
Y el cielo del mundo
Con su luz alimenta de buenas intenciones el alma de la humanidad y el respeto entre pueblos y culturas.

… como la ONU

Hermana a los diferentes y los diferentes se miran a la cara sin diferencias.

… como el protocolo de Kioto o el partido anual entre los amigos de Ronaldo y Zidane.

Somos sensibles a la alegría y la belleza, y la ceremonia lo fue y mucho.
Me ha puesto los pelos de punta el Hey Jude de McCartney, los miles de atletas desfilando en armonía, los niños y el fuego, Mike Oldfield (tengo de fondo a todo volumen Man in the Rain), el tributo a los medallistas de ayer (que lindos viejitos), la llama en forma de flor, el mas grande Mohamed Ali (que angustia el Parkinson presente en el que “picaba como una abeja y volaba como una mariposa”), Mary Poppins bajando del cielo, los aros olímpicos naciendo de la fragua… Realmente ha sido espectacular

El virus humano se ha dado su homenaje y nos hemos dejado impregnar de él. Yo mismo me he untado el cuerpo de factor cincuenta de amor al prójimo.
Perdón la burrada oídos sensibles, pero yo anoche me hubiera dejado follar por David Beckham. Que guapo el hijoputa con ese traje bajando el Támesis en la lancha de James Bond. ¡Parecía esculpido por los mismos dioses!

Hablando de follar. ¡Lo de la villa olímpica es el mejor invento de la historia!
Cariño, me voy a ganar medallas a los juegos olímpicos. Es que la federación de tal me ha visto posibilidades y me paga quince días en una urbanización para diez mil jovencitos y bandejas de condones, “sírvase usted mismo”.
Bueno, si lo dice la federación de tal, vale, vete, pero tráeme una camiseta que ponga Mind the Gap.

En serio, que los medallistas serán cuatro y el resto hace lo que puede. Y si me ponen de vecina a una jugadora de vóley playa brasileña y a una nadadora australiana, dejo a Phelps con asma, a Bolt sin sonrisa y le hago a Lebron una mate in your face.

Volviendo al tema.  La ceremonia. Esa sensación de que me están vendiendo la burra; el sistema manipula, nos convierte en unos simplistas de la hostia, nos embauca con su capacidad para crear belleza y este show me aborrega que te cagas. Pero ya lo decía el otro día que yo compro sistema porque si no me ahogo (por lo menos de vez en cuando). Y si lo hacen tan bien como ayer, pues dos tazas de mierda con sabor a fresa.
Esto último no es cinismo ni ironía. No pasa nada si sabemos donde estamos y vemos que el paraíso es en realidad un lodazal repugnante. No puedo estar en lucha siempre (de hecho casi nunca, pero bueno) y si el día es duro, largo y doloroso, hace un calor de mil demonios, si pierdo el culo por hacer todo lo que tengo que hacer, el tren no viene, si la visa echa humo y la espalda me esta matando, ¿qué cojones hago? Llego a casa, me quedo en gayumbos, palomitas, cervecita, el mando, Beckham, la llama y la momia de la reina conservada en ginebra (esta sucesión nunca llego a pasar porque la ceremonia la he visto a trozos esta mañana, el día no fue tan duro, el tren llego a su hora y yo me deje liar hasta las tres de la mañana)

Lo más enternecedor de la ceremonia, los soldados británicos izando la Union Jack. Como en Springfield Road en los 70 y tantas otras veces.  


sábado, julio 21, 2012

Mi dueño no es débil



A mí como producto autentico y genuino del sistema me habían vendido que esto era perfecto dentro de su imperfección. Lo tienes todo, me dijeron, todo hasta el poder de decisión. Y si algo va mal dios aprieta pero no ahoga.

Me educaron viendo en el telediario niños negros con el vientre hinchado a la hora de comer (a dos carrillos).  
Me enseñaron la historia de mi cultura, mi país, mi casta y mi gente como lo más desarrollado, humano y sensible en la tierra. ¡Mira a los demás como se comportan! Bestias que conviven con la muerte, el hambre y la sangre. 
Tenía todo lo material y yo quería más y más. No se esperaba otra cosa de mí. El día de Reyes lo más importante era cuantos juguetes me habían dejado delante del belen. Contaba, abría un paquete, uno, no lo miraba apenas, abría otro, dos, y me decepcionaba pararme en el cuatro. 
Ya de adolescente, si por un momento me ahogaba la sensación de que todo era un plan para hacerme un inútil, si leía algo que exponía que donde morían los negros era el granero del que mi mama me daba de comer, si alguien cuestionaba mis valores, había algo que enseguida me empujaba a querer unos Levis, desesperarme porque la compañera de clase guapa ni me miraba, y no ver en mi futuro mas que dinero y posición a través de la ruta de estudios-trabajo-familia-hipoteca. Como mucho, me decían (o me lo decía yo a mi mismo de una u otra manera), eres joven, pega cuatro gritos, hazte por un rato de una tribu y créete librepensador y revolucionario. Yo mismo me encauzaría después en el camino para el que he sido educado. Las ovejas en este sistema se cuidan solas.

¿Ahora que? Parece que ese intocable monstruo (el aire que respiramos, el banco que cuida mi dinero, yo mismo con mis 34 años de pertenencia al rebaño, la pirámide social donde cada nivel solo mira para arriba) se tambalea y parece estar mareado, al filo de la navaja y sujetándose con las yemas de los dedos al borde del acantilado.

¡Pues yo quiero a mi monstruo de vuelta! 
¡No se hacer otra cosa que vivir siendo un inútil! 
Quiero que mi educación me vuelva a controlar, que los negros me importen un carajo y ver a los de lejos como unos barbaros. 
No quiero saber que es matrix, que los poderosos son tangibles (y que puedo reventarles la cabeza con un bate), tener puta idea de que destruyo el pulmón del mundo para alimentar a los cerdos que luego me como.
¿Por qué hay alternativas? ¡Me cago en dios! 
Quiero traer de vuelta sentirme dueño cada cuatro años.
Sensación de insatisfacción constante, ¿donde estas?
Volar como un pájaro me da vértigo (y quiero vomitar).
Quiero que mi sistema me ampare como siempre lo hizo con los de mi casta. 
¡Castas, joder, castas! Que sin ellas yo no soy lo que soy y solo se perdurar si existe la jerarquía.
Soy un burgués. Quizá en realidad un obrero. Pero miro por encima del hombro al currante y quiero que así sea.

Me da igual que mis valores sean o no los correctos. A eso se le llama supervivencia y si consiste en vivir siendo en una burbuja y como un parasito pues perfecto. ¿Que soy un clon? Me la suda. Deseo mi infelicidad, competir, sentirme menos y más que otros, admirar a hijosdeputa, querer lo que tienen los de arriba a costa de los de abajo. Odiar la sangre pero ser capaz de apretar un botón que mate a miles. 

Vivo conectado a un respirador y hago como que no. No pasa nada.

¿Tan difícil era mantener en pie el sistema?
Siempre pensé que no.
Y ahora me angustia.  

miércoles, julio 18, 2012

Miedo, cara A, cara B


El miedo tiene una doble cara como todo en esta vida. Esto, es simple, pura psicología estudiada, comprobada y en los libros. El miedo nos hace sobrevivir porque la gacela corre por miedo y, algunas veces, consigue salvarse del depredador de turno. Si no tuviera miedo plantaría cara, se pondría chula, intentaría responder a la violencia con  violencia… con terribles consecuencias para ella (tampoco le valdría la tan manida frase de, si me tocas te denuncio, ¿a quien?, ¿a  Simba?).
Los ataques de pánico son reacciones del sistema nervioso ante una situación de peligro real. El sistema simpático toma el mando y nos hace reaccionar contra ese peligro. Después de pasado este, el hermano pequeño, el sistema parasimpático dice, quita de aquí que esto me toca a mí, y rebaja esa tremenda tensión antes necesaria. Si no fuera así ese nivel de miedo nos dominaría demasiado tiempo, sin sentido, y dicho llanamente petaríamos. No hay cuerpo que aguante un ataque de pánico que se prolongara infinito.  De manual, ¿no? Si hay algún psicólogo o psicóloga en la sala que hable ahora o calle para siempre.
Así que desde este punto de vista: ¡Viva el miedo!

Pues no. Por la cara B. La que se ha ganado mala prensa con razón, esa cara oculta del miedo (por otro lado la mas conocida) si es un enemigo. Y de los poderosos. Insisto que sin Cara B no hay cara A por tanto habrá que convivir con las dos.

Hay dos palabras que últimamente estoy odiando mucho: fluir y gestión.  Dejemos lo de fluir (pero que quede claro que soy un firme activista de que si algo no fluye no pasa nada, ni nada tiene porque ir mal) pero lo de gestión o gestionar, desgraciadamente viene mucho al caso.

La gestión de la cara A del miedo no importa mucho. Salvo en raras excepciones todos haríamos puenting asegurados o nos pondríamos casco conduciendo a 300 en un circuito de velocidad. El que no o es un suicida o un gilipollas. Respetables los suicidas, que no los gilipollas.

La cara B del miedo: el miedo neurótico, el que exagera la realidad tan cerrada en la vivimos, el que nos hace sentirnos pequeños, absurdos, desarmados, desnudos y casi con ganas de llorar, o llorando. El que viene de querernos poco (¿os dais cuenta de que la gente que vive en más armonía con la vida tiene menos miedo o lo gestiona mejor?). Entonces, démosle la vuelta. Si me quiero más como base de todo razonamiento (sensato o neurótico),  no es que no vaya a sentir miedo, es que lo afrontare mejor, con mas armas, mas grande y fuerte, quizá hasta con mas inteligencia y siendo mucho mejor estratega en la batalla.



Llevaba tres días que desde la irracionalidad el miedo me dominaba, llevándome a sentirme sin control sobre mi vida, sin asideros a los que agarrarme (en realidad claro que los había pero no los veía), falto de energía.
Y aquí entra la gestión (maldita palabra, hostia, la ves por todas partes, casi anunciada en cada esquina, pero es que no encuentro otro símil de tan interiorizada que la tengo). Pues la gestión ha sido mala. Mala de cojones. He soltado mierda, con lenguaje de serpiente, justo a quien no debía, he machacado con mi retorica de mierda y mi mal proceder a la persona que no se lo merecía (en realidad se merece que le de mi apoyo y la fuerza cuando no la tenga, y cariño y decirle, gracias, joder, gracias, ni en mis mejores sueños pensaba verte así). Pero el miedo ha dominado y no el quererme no ha venido a verme estos dias.

Me he preguntado esta mañana, ¿Por qué no te has querido más estos días? He encontrado dos razones. El miedo ha sido desde el principio dueño y señor, ocultado en la  tristeza y  en el dejarse llevar. He estado flojito y no se sido capaz de dar un paso atrás para ver con mas claridad y coger aire. Y dos: quede claro que ciertos miedos, muchísimos en realidad, que aunque irracionales son perfectamente humanos. Es de lo que hablo, de lo que me ha pasado. Por tanto pueden que sean idas de olla pero se merecen la empatía de quien esta ahi (porque a todos nos puede pasar, y que coño, nos pasa) y eso tampoco lo he tenido de principio.

Lo cual no es malo de por si. ¡No! Una de las conversaciones mas lindas y reconfortantes (puede que duela) es aquella en la que explicas un sentimiento, un miedo, que te aleja y pone triste y la otra persona, que no lo veía, llega a verlo y  acaba entendiéndote (aunque sea parcialmente) y la charla con un abrazo.
Puede que ocurra lo contrario, que ese sentimiento irracional no sea tan humano, aunque lo querías ver así, y la otra persona te razona tu error hasta que eres consciente de él, que es mayor del que creías de inicio. Y entonces si todo es como tiene que ser entre estos dos seres humanos, vuelve a surgir el abrazo, la cercanía.
Pero para que toda esta conversación se produzca de esta manera, como no, hay premisas: las mutuas ganas de entenderse y, por supuesto, el cariño.
Que lo hay.

sábado, julio 07, 2012

San Petersburgo, la vuelta


En el caótico aeropuerto de San Petersburgo, esperando la vuelta a casa, sin mas botín que unas cuantas ideítas borrosas, una pila de anécdotas, cansancio como si me hubieran dado una paliza y con una picadura de mosquito en la cara que parezco con tres pómulos. Ese avión hay que cogerlo, me han dicho, vía Zurich a Barcelona. ¡Señor, si señor!  ¡A sus ordenes, como siempre, señor!

La terminal es para vuelos domésticos habilitada para todos los vuelos internacionales que entran y salen de la segunda ciudad del país más grande del mundo. Un hall de facturación de mierda, te mueves con la marea y si tienes suerte acabas en la cola que te toca. Una oportunidad entre quince. Seré un burgués pero para una ciudad de seis millones de tíos y otros tantos turistas en verano me parece poco. Uno esta acostumbrado (quizá mal) a que le manden al mostrador 254 o así. El gas ruso no ha llegado hasta aquí.

Al final acabo delante de una tía de uniforme que se supone que informa de algo. ¿Swiss airlines? Where you going?. Zurich. The screens. Tu puta madre, the screens are not working. The screens. Thanks a lot. Your welcome.

Al final, parece que mi mostrador es el 7. Me siento en el suelo a esperar a que abran, porque ahora toca un vuelo a Samara.
¿Samara? Capital de la republica de algo.
Por la cara de aburrida que tiene la tipa del check in, que ni mira los pasaportes, igual hasta consigo una tarjeta de embarque a mitad de ninguna parte.
Tentador, jodidamente tentador. El planazo seria no dar señales de vida hasta que el 9 de Agosto tenga que pillar un vuelo a Cuba desde el Prat. Vuelvo a BCN el 8, lavadoras y rollos, y a beber ron al caribe. ¿A que mola? ¡Pisar Europa solo para poner el programa rapido e irse otra vez!
Más opciones, ummmm, Niza ni de coña, Copenhagen paso. Donetsch, el Shaktar, demasiado cerca. Baku. Creo que de ahí es Kasparov. ¡Eso! Antalya. ¿Dónde esta eso? Como el planeta Tagoda.
En fin, me voy al mostrador siete a ser un buen soldado y acatar ordenas sin preguntar.

Los aeropuertos de hoy en día parecen mataderos. Una opinión repugnante: antes viajaba poca gente, caro y por tanto casi elitista; ahora con la proletarización de los viajes a todas partes por poca pasta, somos todos ryanair style carnaza barata. Lo mismo que con la revolución soviética: cuando la vertiente exclusivamente obrera liderada por  Stalin cogió las riendas del movimiento apartando a los intelectuales de izquierda, ya vimos lo que paso. Los obreros nunca han sido de fiar. Son demasiado impulsivos y fácilmente manipulables. Mejor dirigirlos que dejar que dirijan. Cuando llevan una tarjeta de embarque para un vuelo a Barcelona o Malta, creen estar en otro nivel (¡me voy a ver mundo!)  y sonríen mientras un agente de aduanas les mete un dedo por el culo por si llevan un gramito de hachís. Toda una declaración de  principios y de derechos humanos. Sinceramente, tenemos lo que nos

La vida te depara sorpresas agradables muy simples. Cuando esperas encontrarte en el control de pasaportes uno más de esos armarios de tres puertas uniformados o la enésima lanzadora de disco rusa, aparece ante ti una militar morena de ojos verdes increíble. Muchos galones y cara de mala leche. Situación de peli guarra pero yo no tengo 30 cm. Le intento decir con mi sonrisa de tío guay que llevo un gramito en el culito y que si quiere registrar, no problem. Mira el pasaporte, lo pasa por los escanear y esta atenta al ordenador. Como no quito mi mirada sucia acaba por levantar la suya. La clava en mi pero sigue seria. Pero el mensaje ha llegado. Pone los sellos oportunos y me da el pasaporte. Lo cojo pero aguanto un segundo más. Mis ojos, los suyos. Esbozo una sonrisa franca… ella también. Con la cabeza me indica mucho mas amable que al principio que pase. Sigue sonriendo.
Estas simples batallitas reconfortan el ego. Esa sonrisa es mas muesca en el revolver que la mitad de los polvos de mi vida.

Y he salido de Rusia como es debido.

Ya en Zurich, para el transfer y en hora en media en casa. Despegaremos, pasaremos por encima del impresionante Montblanc y las cumbres nevadas de los Alpes (vista impresionante, me emociono como un niño), un trozo de mar después y ya esta. Recuerdo lo que escribí durante el despegue a la ida. Iba sobre mí y las pequeñas cosas que a uno le gustaría distinguir sobrevolando Barcelona y casi tener la capacidad de saltar del avión y hacer alguna de ellas para no echarlas de menos.  Ahora escribiría también sobre mi y las pequeñas cosas ahí abajo pero bastante distinto. Aquello me suena tan lejano y absurdo.

Besos a todos  

martes, julio 03, 2012

San Petersburgo, mencion aparte



Ya se, ya se, Patxi es un exagerado con todo, no te creas ni la mitad, teatrero, bla, bla, bla... Cuando mencionaba las cosas que son todavía muy comunistas en San Petersburgo, probablemente el sentir del lector era de, no será para tanto. Pues veréis,  he visitado el otro laboratorio del grupo y al llegar a la edificio, tachannnnn, la hoz y el martillo. Como es debido si señor.  En la foto se puede ver que no es precisamente pequeña, ni esta ni de coña en un sitio discreto. Enorme y en el puto centro, para que vean de donde venimos y no tener puta idea de adonde vamos (eso ni los de aquí ni tampoco los de allá).

Empecemos por el principio. Los edificios del Institutos son, siendo suaves, lúgubres y muy antiguos. Hablando entre nosotros, dan miedo. Eso si, como todo aquí, funcional de cojones. Pocas ventanas, corredores larguísimos con puertas todas iguales una detrás de otra muy juntas (me equivoco siempre de despacho)  todo iluminado con fluorescentes, pasillos, despachos, laboratorios, baños decadentes. Bueno no, los baños no. Son más modernos. No meas en un pozo negro ni cagas en una letrina. Son meaderos típicos de pared y váteres normales.  La pintura de la pared es a trozos cuando no esta empapelado de flores (¡el baño esta alicatado!) y por los muebles de épocas variadas y remotas sacarían una pasta en un mercadillo de antigüedades. Demasiado heavy para un europeíto que cuando se le ha roto algo siempre le han comprado la nueva  versión.
Es decir, que lo digo en plan halago y admiración hacia esta gente que se han buscado las habichuelas de una forma admirable. El laboratorio que he visitado tenia un equipo que no voy a explicar, pero que consiste en miles de válvulas y tubos interconectados, fuentes de alimentación, dispositivos electrónicos, equipos de ultra alto vacío, ordenadores varios, sistemas de medida superprecisos. ¡Y todo hecho a mano! Desde una pequeña placa electrónica (las tenia por docenas) hasta el ensamblaje general. ¡Brutal! Y como dije el otro día trabajan de diez u once a las seis o siete. Es genial.


Hablando de baños, cambia uno de país, y por tanto de costumbres alimentaria, de horarios y rutinas, de agua, y hala, a cagar blandito. Sin motivo aparente. Como la comida normal de aquí, se puede beber del grifo, mi consumo de birra ha disminuido mucho, pero no hay manera. Desde el segundo día, los garbanzos con hilo. Me informare si la consistencia de la mierda de la población rusa es esta.

El tema cervezas, o de cubatas mas bien. Uno se siente gilipollas cuando, estando en casa, en BCN, en Madrid, en Dublín (joder, o soy rico o un apátrida), se levanta después de una noche de farra, abre la cartera y ve que se ha gastado ochenta euros. ¿Pero cuando yo saque la tarjeta? Y tal.
Uno es mucho mas gilipollas si sabiendo que la moneda esta devaluada, se levanta al día siguiente, mira el monedero, y con dolor de cabeza se pone a calcular cuanto son 3500 rublos. ¡Hostia puta! Claro, tú estabas ahí, tan a gustito que diría la canción y a tomar por culo, ¿que son 500, que son 1000, que son 1500 rublos? Nada, una miseria. Hasta que tu yo sensato y resacoso hace la cuenta y ves el tremendo error. ¿Pero Rusia no era tan barata? Entonces buscando motivos para ser optimista, te das cuenta de que no te has traído ibuprofenos/mano de santo. Y te cagas en dios.

Una peli de espías. O yo estoy fatal o esta gente habla de mí. El ya no tan entrañable abuelo Sokolov le ha pasado la bibliografía que le di a un postdoc para que la entienda, que el como jefe esta muy liado. El chaval me ha venido con una lista de preguntas interminables, pero que sonaban a que en serio quieren colaborar y me querrían aquí (yo creo que mi jefe va a decir que que se busquen a otra puta que esta mía). No me esta sonando tan mal lo de pasar un par de meses en San Petersburgo.
Fuera de coña, estoy a gusto. Tengo tiempo para mí como hace mucho que no tenía. O por lo menos un tipo de tiempo bastante sano por estar alejado de la rutina. El Angulo y la distancia son claves, dicen. Leo, escribo y muchas mas pequeñas cosas que casi se me habían olvidado. E importantes enfoques de uno mismo.  Puede que escriba de esta forma… no se como decirlo, irónica-depresiva. Pero este exilio forzado corto viene, como dicen por ahí, de perlas.
Con lo cual, mi ritmo aquí es mucho menor que el que llevo en casa. Al mismo ritmo aprendo ruso. Spashiba es gracias, Dobroye utro es buenos días, Sgushchenoye moloko es leche condensada.

Actualizacion- Mi jefe esta dispuesto a compartir a su puta. ¡Tengo miedo!